lunes, 12 de marzo de 2018

UN SÍ MAYOR

Acabo de ver un vídeo. Me lo ha enviado una compañera. Es un vídeo interno. No lo puedo compartir. 
Pero necesito compartir todo lo que me ha removido un minuto y veintiséis segundos.Sería tan importante que todo el mundo pudiera experimentar lo que se vive en un encuentro así...

Música en Vena es una escuela de la buena vida. De las cosas que son importantes. De las que hacen este mundo esperanzador. De las que este sistema descuida y olvida y, así, se convierte en un sistema irrespirable. Inhumano. Injusto.

Música en Vena se empeña en enderezar los renglones torcidos de Dios. O de la vida. O del mismo sistema que los abandona.

Hoy en esa sala se han puesto en pie esos renglones torcidos que no entienden por qué lo son. (¿Quién lo entiende?)
 Renglones torcidos, hermosos, llenos de inocencia, de alegría, de VIDA. Injustos renglones torcidos que en su tortuosa delineación derraman  cariño,  calor.

Hoy Música en Vena, de la mano de unos músicos maravillosos, JIMILOY, han convertido esa página- donde los renglones se acompañan, se hacen más fuertes- en un pentagrama blanco, sin líneas. 
Un baile de almas y cuerpos donde ya no había renglones torcidos, solo notas escalando un SÍ MAYOR. Una escala que puede parecer extraña, incómoda; pero que hoy en esa  una unidad escolar dependiente del Doce de Octubre que pertenece a la unidad de psiquiatría infanto juvenil, ha resultado grácil, mágica.

Un SÍ MAYOR enorme. Un Sí Mayor en el que cabe la alegría, la esperanza y la comunicación.
Un SÍ MAYOR que endereza lo torcido, que lo hace amable y lo llena de normalidad.
Un SÍ MAYOR  donde caben todos esos niños y su felicidad. 
Un SÍ MAYOR  donde la música es mucho más que eso, notas. Es una cinta fina con la que  hilvanar corazones. Partíos.(Todos lo son. De alguna manera).  
Un SÍ MAYOR  donde se borra la frontera entre lo "normal" y lo "patológico". La música la elimina.
Un SÍ MAYOR donde , cada quien, desde sus limitaciones,  entrega todo lo que tiene y se hace más grande y nos alivia y nos llena.

No he estado allí. Sólo he visto un vídeo. Un vídeo de un minuto y veintiséis segundos y he podido ver lo importante que son estas pequeñas cosas de las que está hecha Música en Vena. Y lo poco importante que son las miserias e inquinas que a veces nos encontramos en el camino.

Hoy Música en Vena ha salido reforzada, enderezada, gracias a todo lo que han vivido allí unos críos que sufren diferentes trastornos y que han sido felices. Quizá lo son mucho más de lo que nos parece y somos nosotros, desde nuestra atalaya de la "normalidad", los que nos perdemos ese mundo compartido tan limpio y único.

Parece que nos da miedo acercarnos a esos renglones torcidos. Como si nos fuesen a contaminar. 
Como si fuera un castigo del que quisiéramos alejarnos. 
Y no sabemos (algunos sí) que en la narración de una vida, es muy fácil torcerse. Que la vida se tuerce de múltiples maneras y la enfermedad síquica es una de ellas. Dura. Dolorosa. Pero una más que no se merece el desprecio del estigma.* Y mucho menos cuando son niños quienes la sufren.

Hoy ,en esa sala, la música ha abierto puertas y ventanas que nos han ventilado las telarañas del miedo, del desconocimiento, de la prudencia.(A mí por el simple hueco de un vídeo).
La música de estos maravillosos músicos ha enderezado renglones. Los nuestros. Los de la "gente normal" . 
La música ha tendido puentes, una vez más, para demostrarnos que no hay nada como la comunicación y el afecto para descubrir otros mundos y nada como la comunicación y el afecto de  la música y las emociones para enderezar renglones torcidos, injustos pero espléndidos.

¡¡¡SÍ!!!


*¿Nos vemos el 20 de mayo en El Día del Orgullo Loco?

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