miércoles, 13 de abril de 2016

El sol y la sal

"Cómo me alegra haber bajado". Un señor mayor, arropando su pijama hospitalario con una manta, se siente tremendamente emocionado después de la actuación que hoy Música en Vena les ha acercado al auditorio del hospital. Su esposa nos confiesa que ha estado toda la hora recorrida por un escalofrío: "hasta ahora no he entrado en calor. Qué maravilla, qué maravilla"
EL sol y la sal de Cádiz les ha arrullado después de unos días muy duros, muy duros..."con lo mal que lo ha pasado".

Sólo por esto, sólo por ver los ojos de estas dos personas, agradecidos, enternecidos...ilusionados como niños al hacerse la foto con el músico que les ha regalado ese aluvión de vida; sólo por eso, digo, merece la pena MeV y todo el esfuerzo que conlleva.


Antonio se encumbra en su saxo como queriendo subirnos muy alto. Nos lleva flamenco en vena soplando por la boquilla de esos bellos instrumentos.
Antonio necesita comunicar. Y va del cante al saxo, apresurado, como que no llega. Necesita decirlo y tocarlo, todo al mismo tiempo. Cantarlo y hacerlo música, como si el saxofón lo llamara imperioso, con urgencia.  Epi y Adriano, impecables,  cosidos a él, lo acompañan puntada a puntada, en una comunión imposible. La percusión y la guitarra sosteniendo ese saxo, hilván a hilván, en su viaje personal y sublime.


En algún momento, Antonio, sube sus manos muy alto, como si le faltaran teclas para seguir subiendo. En un crecendo arriesgado y trepidante que resulta portentoso escoltado  por esa percusión tan poderosa  y la guitarra llena de matices y puntadas centelleantes. 
El sentimiento se les escapa por los dedos y acorralan a sus instrumentos como si tocaran en trance. Los tres el mismo trance.Trenzados por la misma pasión y el mismo lenguaje. 

Antonio necesita comunicar. Lo hace cantando y con sus saxofones pero también hablando con los que allí estamos. Nos cuenta, nos hace cómplices de la magia que vive cuando crea y de las emociones que le llevan a componer.Comparte con nosotros sus dolores y sus anhelos y nos confiesa que " a veces pienso que sólo me quedan fuerzas para cantar por alegrías". Y las regala. Las alegrías, los tanguillos...todo su arte. Para sumar fuerzas a las que, a veces, a todos nos abandonan, sobre todo en el dolor. Como a los pacientes que le escuchan en silencio y aplauden entusiasmados con sus fuerzas también mermadas pero más fuertes ahora que están menos solas.

Y nos lleva el sol y la sal del Palmar de Cádiz a nuestras butacas cuando nos hace emular el melodioso vaivén del mar como niños de excursión: ¡¡¡¡shisssss!!!!¡¡¡¡aaaaaaahhhh!!!!  ¡¡¡¡¡shiiiisssss!!!!! ¡¡¡¡aaaaaaaahhhhh!!!!! 

El sol y la sal del mar empujando en las butacas del auditorio y expulsando por un ratito a la tristeza y al sufrimiento que se han sentado en las primera filas reservadas para los pacientes. Algo más que música ¿no?

Cierran el concierto con un cumpleaños feliz al saxo, hermoso como nunca lo he escuchado. Una felicitación "para una mujer valiente, arriesgada y emprendedora". Para el alma y motor de Música en Vena que hoy cumple años y lo celebra con este maravilloso concierto rodeada de sus amores y dando vida a su sueño hecho realidad que tanto alivio y tantas emociones produce a los que lo disfrutamos. Felicidades, Virginia.

Otra vez la luz y el sentimiento de Cádiz en Música en Vena. Con músicos grandiosos que nos impresionan más por su calidad humana que por su música. Y eso es decir mucho. 
Gracias.
Hoy no ha podido venir una de nosotras que estaba también, paciente, recuperándose de un escalón más. Esas fuerzas que a veces menguan , también a  Antonio, también te las enviamos a ti, Inma. Con alegrías y mucho ánimo. 


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