jueves, 17 de septiembre de 2015

La patria

Sintiendo repugnancia por lo que somos, vemos en las últimas semanas, cadáveres de niños ahogados en la playa; rios de personas, huyendo a pie, sin nada; zancadillas inhumanas que humillan gratuitamente; vallas, gas pimienta...el horror.

Nadie atraviesa países y mares a pie,o en barcazas, con lo puesto, poniendo en riesgo su vida, si no está huyendo de un monstruo mortal.

Nadie quiere usurpar la patria de nadie. Todo el mundo quisiera poder vivir en paz en su patria. 

La patria es el corazón.
Y el corazón se teje de recuerdos, de olores, de colores, de sonidos y de luces. La patria mama de las horas compartidas con los seres queridos y de los descubrimientos en cada experiencia. La patria es la mano de tu madre caminando entre la tuya y la sonrisa acuosa de tu abuela al verte. El olor a mandarina, a lapicero, a pimientos fritos. El eco de una copla o el viento entre tu pelo de camino a casa en un día otoñal. La música de un anuncio o un programa de radio. Las paredes, los árboles, las personas. 


Y en esa patria que es el corazón, hay corazones que son ángeles y amparan y dan vida. Y ponen la esperanza donde antes había miseria y asco. Y podemos volver a seguir.

Virginia  recibe la llamada de una compatriota desde un hospital: hay ingresado un chico venezolano en coma. De repente. Y está completamente solo. Su madre no tiene medios para venir.
Virginia se moviliza y no duerme y llora; y comienza a hacer llamadas. Y no duerme y consigue que se movilicen más personas y llora. Y no duerme y consigue que esas personas logren que una compañía aérea le pague el pasaje a la madre del muchacho y llora. Y no duerme y consigue que en el hospital la dejen entrar a la UCI con un flautista y ya no llora.Ahora extiende su sonrisa por toda la sala y blandiendo su cuatro y toda su ternura, canta y susurra a esa persona que no conoce pero por quien lleva dos noches sin dormir. La madre del chico llega en ese momento y desbordada por tanto,  rompe aguas como queriendo parir todo su amor y todo su agradecimiento y ahogar todo su miedo y su pena.

Virginia, llamada por "su patria", ha conseguido lo imposible. Ahora la madre de este chico estará acompañada por ella y por el "ejército de voluntarias" que la siguen en esa cruzada en la que ella se deja la piel, haciéndonos sentir a todas muy pequeñitas a su lado.

Virginia llamada por "su patria" ha puesto las cosas en su sitio. Ha puesto a una madre rota de dolor y preocupación, en el único sitio en el que debe estar: al lado de su hijo enfermo. Y ahora pasará lo que tenga que pasar. Pero con las cosas en sus sitio todo será diferente. Y queremos pensar que él, en su coma, sentirá el amor de su madre para despertarlo y la música que Virginia le llevará, como un lugar al que aferrarse. Y se sentirá en casa, en la única patria que debería existir: la del corazón acompañado en los momentos difíciles sin pararnos a pensar en fronteras o dificultades.

Hace tiempo se pusieron de moda unos colgantes que se llaman "llamadores de ángeles".
A mí me debe de haber tocado uno invisible con la propiedad mágica de poner en mi vida un ángel portentoso.

Se llama Virginia. Y hace milagros.



martes, 15 de septiembre de 2015

Un hermoso jardín

El nombre de esta asociación no es un nombre cualquiera. No es una forma de hablar. Música en Vena, se cuela en tu vida y estás contagiado para el resto de tu existencia. Y la llevas puesta cada día y en cada momento. En vena. 
Y como no me canso de repetir, MeV es un prodigio. Porque hace milagros. Invisibles, pequeños; pero transformadores. A cada uno de los que participamos en ella. Estoy segura.

A mí me ha regalado algunos de los mejores momentos de este último año. Y me sigue haciendo regalos cada día. Y a veces encadenados.
Como ayer que después de disfrutar de Sunnare, me llevo de la mano de un grupo de mujeres extraordinarias y divertidas a un torrente de delicadeza, creatividad y riesgo, muy afortunado. 
Estuvimos aquí
Y fue una noche increible.
A menos de medio metro de los pianos pudimos sentir el latido de las cuerdas en nuestro propio cuerpo.
Las manos de Alexis se deslizan por el teclado y Alexis se transforma.
Bach entra en él y se deja llevar; emocionada, apasionadamente. Bach, la magia de Bach, en las manos de Alexis...y todos volamos con él.




En medio de ese vuelo, el piano de Iñaki comienza a dialogar. Y Bach sigue siendo Bach pero con mil matices y colores. Nos arrebata. Hasta nos asusta. Es arriesgado este duelo en el que no hay rivales. 

Y la noche y el Café Central se convierten en un mundo nuevo donde casi es necesario cerrar los ojos  para asimilar y absorber tanta maravilla.Y el Jazz se hizo nombre y se llamó Bach.*

Me he puesto a escribir sabiendo que es una entrada frustrada. Lo sé, pero escribo. Intentando capturar lo inefable con un puñado de palabras. Imposible. Imposible explicar la sucesión de  matices, encuentros, desencuentros, sorpresas y emociones que nos hicieron vivir estos dos magníficos pianistas. Inefable. Las palabras a veces son muy pequeñitas y lo saben. Pero no les importa arriesgarse y hacerse ver mínimas. Así, tal vez, puedan reflejar lo extraordinario de lo que quieren expresar y no pueden. Las palabras son arriesgadas. Como la música que ayer nos regalaron Iñaki y Alexis.*

 Y cuando uno arriesga, a veces gana. 
Ellos ayer ganaron por partida doble. Por todo lo que  nos hicieron disfrutar y sentir; y por la terrible envidia que sembraron en nosotros al verles crear y gozar de un mundo propio y personal, meterse "en un jardín" e instalarnos a todos en  un hermoso paraíso. Como dioses juguetones que se atreven a tocar el corazón de un puñado de agradecidos y simples mortales.

Gracias.



*Perdón por la calidad de los vídeos, pero ante lo inefable del espectáculo quería ofrecer algunos botones que dieran una muestra de lo que fue.

...se lo lleva el mar.

Sonar, Soñar, Cuidar...Eva y David nos explican que Sunnare no significa nada y significa lo que quieras.
Para los pequeños que pueblan la sala, la mayoría muy pequeños, significa que el hospital, por unos momentos, se transforma en una fiesta de color y de música. 

Pablo, Dani, Eva, David, Andrés, Marta, Francesco y Sergio van a conseguir que su día de hoy (de ayer) sea diferente y que con su teclado, guitarra , voz, bajo, batería, flauta, saxo y trombón el fastidio de una estancia en el hospital se cuartee y la energía y la sonrisa se cuelen tímidamente. Son "Sunnare".

La sonrisa de Eva se encarama a su voz y contagia su fuerza a todos los que la escuchamos. 
Algunos pequeños-afortunadamente inquietos y traviesos- corretean y juegan por el teatrillo con alegría. Quizá es el único aforo donde esas interrupciones son una bendición para quienes las disfrutamos. 
Otros, anclados a sus goteros o sus botellas de oxígeno o demasiado malitos para moverse, siguen el ritmo de la música moviendo sus piececitos o mirando con expectación. Sunnare, se convierte en un tobogán musical donde se deslizan y se dejan llevar. Lejos.

Pero el ritmo en estas salas no lo impone la música. Son los tratamientos los que, implacables, marcan el compás, como metrónomos
precisos que sacan de la sala a dos chicas preciosas para seguir la pelea que las retiene allí. En menos de una canción, están de vuelta, para cargar sus goteros con algo que ninguna cánula les puede transmitir: las ganas, la ilusión.

El concierto también ( o sobre todo, hoy) es para los padres. Un paréntesis  de descanso para ellos y para el sufrimiento de ver el dolor en un hijo. Y se esponjan y se rompen. Y Eva, casi, casi se precipita detrás de su emoción en está canción:


Sonar, Soñar, Curar...Sunnare. Para no olvidar que "todo lo que duele, todo lo que hiere...se va, se lo lleva el mar". Al menos durante una hora el mar de vuestra música, de vuestra generosidad, se llevó todo lo feo del hospital.Lejos. 

jueves, 3 de septiembre de 2015

Hilván de cuerda

Dos piezas delicadas, lígeras, bellísimas.  Una anaranjada, la otra oscura y ribeteada como cosida a mano en un finísimo hilván. Una de 1730, la otra de la primera mitad del siglo XIX. Las miras y no puedes dejar de pensar en todo lo que habrán vivido. Cuántas salas y a cuántas personas habrán llenado con su música y su arte. Lo que seguramente no habrían vivido hasta ahora es la experiencia de llenar una sala de oncología y otra de nefrología de emociones, de alegría.

Lo que nunca habrían podido sospechar hace siglos es que un día la generosidad de unos músicos entusiastas les habría permitido acompañar y aliviar el dolor de unas personas en un hospital de Madrid (Fundación Jiménez Díaz) e hilvanar ese día duro con un delicado encaje de armonía y belleza.


Ayer Paula, Laura y Pablo, miembros de Ensemble Praeteritum,
llegaron cargados con esos dos violines y una viola. Y con un mar de partituras y entusiasmo para bañar con su arte y su pasión esas salas severas; y convertirlas ,por unas horas, en un festín musical.

Es difícil sacar de esa batalla dolorosa e incierta a una persona que está recibiendo su tratamiento de quimio. Pero la música consigue entrar en los pacientes y aliarse contra esos enemigos añadidos que son el tedio, el silencio y el dolor; escoltando al ánimo y empujando junto a él para, al menos, rebasar con optimismo esa etapa que es la sesión del día.

En la sala de diálisis, de sesiones largas y frecuentes, los pacientes se desentienden de sus "quehaceres", dejan a un lado periódicos, libros, conversaciones, pensamientos... y se abandonan a la maravilla que estos músicos nos hacen vivir durante una hora.

Los despiden agradecidos, como siempre, felicitándoles por su arte y por la maravilla que despliegan en ese arco cuyas flechas llegan directas al corazón como en un pentagrama de emociones.Ellos, además, regalan un disco de su grupo. Por si fuera poco.

Es la magia de Música en Vena, la que cada día nos sorprende y nos enamora. Y nos cura. A todos. A nosotras también. Porque cada día es una lección de amor, de generosidad y de que el mundo se mejora y avanza gracias a pequeños milagros de gente sencilla y admirable. Como ellos: Laura, Paula y Pablo. (Gracias por todo, chicos)

La música que mueve los afectos... La música que transporta y calma...La música en directo que despierta algunas armas que son fundamentales para ganar la lucha o al menos para conseguir una tregua.